domingo, 20 de diciembre de 2020

 SEMANA 25


LUNES:

Hoy estuve muy liado con el trabajo y apenas tuve tiempo para repasar la lista de X-Wing con la que enfrentarme mañana a Jorge y comprobar que en el maletín tenía todas las herramientas para la partida. Menos mal que se me ocurrió revisarlo, porque no había metido las naves; estaban adornando la estantería.


MARTES:

Hoy quedé con Jorge para jugar un par de partidas de X-Wing, retomando así mi relación de amor-odio con el Imperio Galáctico. Para la ocasión había seleccionado una lista compuesta por 4 naves y la verdad es que no funcionó demasiado mal aunque a una de ellas, el Ala Estelar Alfa, no pudiera o supiera sacarle todo el partido que deseaba. 

Al final dos partidas y dos derrotas, aunque en la última logré mejorar mi estrategia y el empleo de las naves. 

En la primera partida poco pude hacer, pues estaba bastante perdido, incluso con los diales de las naves, así que me aturullé bastante. Tanto, que no recuerdo cómo se desarrolló la partida...

En la segunda partida la cosa mejoró bastante, al menos hasta la tercera ronda, que fue la primera en que nos zurramos. El intercambio de golpes empezó muy bien, ya que con el Castigador le arreé 4 impactos con los torpedos de protones, uno de ellos crítico, a la cucaracha. Sin embargo, el turno acabó de un modo muy frustrante ya que los ataques de mis otras tres naves no consiguieron hacerle el único daño que necesitaba para ser destruida. Supongo que la relación éxitos/fracasos de esta ronda sea bastante aproximada a la media, pero qué rabia da no conseguir ni un solo impacto en tres ataques. He de decir que nunca había usado los misiles de racimo y puse mal el blanco fijado, lo cual contribuyó a que mi ataque fracasara, ya que no pude repetir ningún dado en el ataque a la cucaracha. En el siguiente turno sí que logré cargármela y aunque antes lanzó una mina de proximidad no la detoné. En cambio, el Ala Y empleó Genio para soltar otra, que sí me comí con el Ala Estelar, tras realizar un 2 cerrado. El Ala Estelar ya había perdido dos escudos y ahora estaba enfrentada al Diente de Perro a distancia uno, así que otro par de daños. En contrapartida logré hacerle un impacto. Ya digo, pobre contribución la de esta nave. Lo que puede deberse a la configuración que le puse, a base de cañones. Después de jugar un par de partidas, parece más interesante la que prima el emplear misiles y torpedos, ya que permite los ataques a distancia, lo que combinado con la acción de MASA de la nave propicia el flanqueo del rival. Lo que pasa es que una cosa es decirlo y otra hacerlo... Estuve bastante afortunado con el Castigador, que logró atacar a 4-LOM y darle con todo lo gordo, aprovechando que se había subido a restos de chatarra, quitándole así tres escudos. El TIE pesado se limitó a atacar a la nave insignia, con poco éxito. En contrapartida sufrí bastante castigo en el Bombardero, y es que una nave sin escudos es muy poco práctica... En el siguiente turno traté de salvar al bombardero, con lo que se marcó un 3 abierto, dejando atrás todas las amenazas y centrándose en fijar blanco para hacer un koi en el siguiente turno y tirar más misiles, protones o lo que hiciera falta. Con el Castigador hice un koi, aprovechando que seguía con el blanco fijado, encarándome así a 4-LOM, que hizo otro tanto para salirse del asteroide. Estuve pensando si debía soltar una minibomba y no lo hice. Una pena; el droide casi cae sobre la posición que le correspondería a la bomba. Con el Ala Estelar volvía a lucirme: hice MASA para acabar chocando contra el lateral del Diente de perro, así que me quedé sin acción y sin el ataque a bocajarro con el cañón bláster que pretendía. La mejor noticia del turno la dio el TIE Pesado, que logró ionizar al Ala Y, de modo que en el siguiente turno se subía sobre un asteroide. La noticia mala es que con su torreta logró ionizar a mi Ala Estelar. Es increíble; dos impactos y no logro esquivar ninguno. En el siguiente turno el Ala Estelar cayó en un ataque del Diente de perro, que se llevó lo suyo por un ataque con protones del Bombardero. En cambio el Ala Y se subió al asteroide y, como no podía ser de otra manera, no se llevó ningún impacto. Por lo menos no me atacó... El Castigador y 4-LOM seguían a lo suyo, pero la peor parte se la llevaba mi nave, que finalmente fue derribada. Ya sólo me quedaban el Bombardero y el TIE Pesado, ambos con las heridas suficientes para que Jorge puntuara la mitad de las mismas. Yo no me llevé la mitad del Diente de perro por un único impacto, y el caza estelar por otro par de ellos. Al menos pude hacer la más de la mitad de las impactos al Ala Y. Bueno, no me voy a quejar porque la verdad es que jugué bastante mal. 

Lo más importante de todo es que lo pasé muy bien y además he sacado importantes conclusiones para la siguiente lista: andando y aprendiendo... Lista que espero poder poner en práctica en Navidad, y que tiene la misma base, pero he pensado en cambiar el Ala Estelar Alfa por un TIE Avanzado con control de disparo para poder exprimir al máximo todo su potencial.


MIÉRCOLES:

Gran partida de Warhammer 40.000 contra Héctor, que se saldó con derrota, honrosa, para mis colores (71 a 41).  Hoy Héctor no tuvo piedad de un servidor y me hizo morder el polvo desde el principio. Pero he aprendido más que con la primera partida, sobre todo a nivel de táctica y estrategia. No sólo lo pasé muy bien, sino que esta vez nos dio tiempo a acabar las 5 rondas de rigor, nos llevó 3 horas un poco largas. Aunque este tiempo es un poco engañoso, ya que tardamos mucho en los prolegómenos; la partida no empezó realmente hasta casi las 6 y acabamos a las 8:30. La verdad es que el juego tiene más emoción de la que esperaba y aunque se premie, o al menos no se penalice, las estrategias muy directas y, para mi gusto, demasiado toscas, no deja de estar realmente bien. La clave para hacerse con la victoria final, como no podía ser de otra manera, está en el control de los objetivos del tablero. En esta partida El Rubio no sólo consiguió quitarme durante 2 turnos uno de los dos objetivos que controlaba, sino que también hizo más bajas y más importantes en mis unidades, que las que le hice yo a él. Aunque gané la tirada inicial, le cedí la iniciativa, de modo que me pasé toda la partida a la defensiva. Creo que es lo mejor hasta que no domine más el juego. Lo malo es que Héctor hizo un movimiento muy agresivo con el Capellán motero que, con una habilidad propia de la Deathwatch, se llevó consigo a una unidad de exterminadores, con lo que ya tenía medidos hasta la cocina a sus dos mejores unidades, que cargaron contra mi Redentor. El pobre aguantó bastante bien y le atizó bastante al capellán, siguiendo la mejor tradición anticlerical de su comandante en jefe: yo. En mi turno cargué con todo lo que tenía a mano, que no era poco: el Capitán, el Bibliotecario y los Precursores, pero apenas sí pude eliminar al capellán, los exterminadores estaban casi enteros; sólo habían perdido una miniatura. Entre tanto, mis dos tropas hicieron una acción para activar los objetivos y así puntuar. En el primer turno acabamos empatados. En el siguiente cayó mi Redentor, mi otro Deadnought ocupó su lugar, pero el principal peligro se adivinaba por mi izquierda, por donde una escuadra muy populosa se acercaba directamente a una de mis escuadras de Intercesores. Por la parte central del tablero también se acercaba otra, pero esa me preocupaba menos. En el tercer turno perdí al Bibliotecario y uno de mis objetivos, por la acción de su escuadra, ya que superaba ampliamente en número a la mía. Ya sólo quedaba uno de sus exterminadores, que no caería hasta el penúltimo turno, cuando ya era demasiado tarde. Al final perdí también al Capitán.

Éstas fueron, a grandes rasgos, la situaciones más relevantes de la partida. En el lado negativo destacar que no apliqué bien las Doctrinas de Batalla, especialmente la relativa al combate, con ella las tiradas de salvación frente a los ataques cuerpo a cuerpo de los Dreadnoughts serían de 6, y no de 5, con lo que me debí haber librado bastante antes de los exterminadores. También lo hice mal con los Precursores; malgasté su potencial de ataque a distancia al estar trabados 4 turnos en combate cuerpo a cuerpo donde no aportaron absolutamente nada. Mención aparte merecen los Supresores, que se me olvidó usar en un par de turnos. También hay que considerar el despliegue en la fase de refuerzos de algunas unidades.

Cosas que he sacado en limpio de la segunda partida:

-Los Precursores, especialmente si están equipados con armas de plasma, no deben enfrascarse en combates cuerpo a cuerpo. Si a caso, puede estar indicado que carguen para utilizar la estratagema correspondiente que les permite realizar heridas mortales durante la carga, pero sería mejora hacerlo cuando ya queden pocas heridas para eliminar a los enemigos, para poder liberarlos pronto. En caso contrario retirarse tras el primer combate es una buena opción. Es muy importante considerar la posibilidad de desplegarlos utilizando su habilidad asociada a los retroreactores.

-El Bibliotecario no debería meterse en los combates cuerpo a cuerpo, es más delicado de lo que parece y para usar los poderes psíquicos no hace falta acercarse demasiado. Por ello estoy pensando en quitarle el rasgo de Señor de la Guerra Campeón de la Humanidad y poner Tormenta de Fuego, que potencia el ataque a distancia. Si combino esta habilidad con la Doctrina de Batalla adecuada las unidades a distancia 6" de este elemento restan 2 al Factor de Penetración si sacan un 6 en el impacto. Casi nada...

-Tengo que aprenderme todas las habilidades, cualidades, atributos, estratagemas... de las unidades seleccionadas para que puedan rendir en todo su potencial. En la partida de ayer se me olvidaron muchas, pero que muchas, de esas cosas. Esta es otra de las claves del juego.

Menuda semanita: tres partidas y tres derrotas...


JUEVES:

Hoy nada de nada a nivel lúdico, un breve repaso mental a los aciertos y errores de la partida de ayer de 40k para poder sacar las conclusiones pertinentes y poco más. La primera conclusión, y esto es muy buena señal, es que no voy a hacer modificaciones significativas en la lista. Puede que los Supresores sean los que menos hayan demostrado hasta el momento, junto con las tropas de línea, pero también cuestan muy pocos puntos y sustituirlos me parece realmente complicado. Lo único que se me ocurre, mientras sigamos jugando a 1000 puntos, es quitarlos para poder engrosar una de las escuadras de Intercesores. Quizá sea una buena idea, pero de momento tengo que darles otra oportunidad. Para ello necesito desplegarlos como refuerzos en el segundo turno empleando su habilidad, si es que no puedo buscarles un buen puesto de disparo durante el despliegue convencional. Lo que si tiene más visos de llevarse a la práctica es cambiar la habilidad de señor de la guerra del Bibliotecario, que pasaría a ser la de Tormenta de Fuego. Eso creo que va a funcionar muy bien. Además, se ajusta más a mi estilo de juego.

Por la noche, que tuve un ratito libre me puse a ordenar y completar un poco los apuntes que llevo a las partidas, que ayer casi me estorbaron más que me ayudaron del lío que preparé en el fragor de la batalla.


VIERNES:

Hoy estuve muy liado en el trabajo. Únicamente tuve tiempo para repasar un poco las reglas de Warhammer 40k y rehacer la lista para la próxima batalla. Me gustaría volver a jugar con la misma lista y comprobar si las conclusiones que saqué en este par de partidas son correctas. Pero como a todos los de mi asociación le gustan mucho más las partidas de 2000 puntos que las de 1000, me veo "obligado" a probar lo más rápido posible todas las unidades que pueda, para montar cuanto antes la base de mi ejército definitivo.


SÁBADO:

Pasé buena parte del día rehaciendo la lista de Warhammer 40k. Sí, aquella que ayer me parecía tan buena... Después de hacer muchos números, y confirmarlos con varias series de tiradas de dados, he decidido cambiar un par de unidades respecto a la lista del miércoles. Ahora toca recopilar las miniaturas y las cartas correspondientes; tendré que hacer una nueva incursión en el trastero.

Para mi sorpresa me llegó un mensaje de Whatsapp de Chispa en el que mostraba su enfado por una serie de comentarios en su blog animándole a ponerse a jugar de una vez a Star Wars: Legión. Parece que todo se ha aclarado, ya que en ningún momento quería molestarle, ni ofenderle. Por supuesto que cada uno tiene su ritmo y sus quehaceres, lo que determina cuándo quiere y/o puede jugar, pero en este caso la cosa parecía que se eternizaba; hacía más de dos meses que habíamos comprado el juego. Bueno, al final conseguí mi propósito y el próximo domingo hemos quedado para jugar. Espero que le guste.

Por fin he logrado casar la meteorología y la agenda para salir a correr un poco. Hacía tres semanas justas que no lo hacía, y se ha notado. Eso sí, he disfrutado cada zancada.

En Carrefour, después de entrar en no menos de 4 tiendas preguntando por gomas elásticas de colores, logré comprar unas. La idea era usarlas para ponerlas en las peanas de las minis, especialmente en las de Kill Team, para poder así diferenciar unas de otras. Llegué todo emocionado a casa y cuando me puse a colocarlas me llevé un buen chasco. Cada color es de un tamaño, pero lo peor de todo es que ninguno me sirve, ya que tres modelos son demasiado grandes y no se sujetan, mientras que las amarillas son demasiado pequeñas y no se pueden poner. Mi gozo en un pozo. Aún así no me di por vencido y seguí pensando cómo poder solucionar esta cuestión. Se me ocurrió que, dado el bisel de las peanas de Games Workshop, lo ideal sería hacer unos anillos de colores, que para poder colocarse y ajustarse mejor no estuvieran completamente cerrados. De esta forma se podrían colocar desde debajo de la peana, evitando así dañar la miniatura o deformarlos, y una vez en su sitio la elasticidad del plástico garantizaría su ajuste. Estuve haciendo unos esquemas, previas mediciones con el pie de rey, para pasar a algún miembro de la asociación que tenga impresora 3D, a ver si me hacía el favor de imprimir uno de prueba. Pero antes de hablar con nadie me di cuenta que quizá no hiciera falta nada de eso, ya que los precintos de los tapones de las botellas de plástico podían cumplir esa función. Así que me puse a la busca y captura de alguno. He visto una botella de agua a medias de mi santa, cuando la acabe me pondré manos a la obra...


DOMINGO:

Harto de esperar a que Inés se acabara el agua me puse a cortar el precinto con la botella medio llena. Aunque sería mejor decir medio vacía, ya que se me escapó la cuchilla y con el movimiento reflejo de la mano salpiqué toda la mesa, la pared y las cortinas. ¡Qué desastre! Lo peor de todo es que cayó bastante agua sobre las listas de Warhammer 40k con las que estaba trabajando, las pobres quedaron totalmente deformadas. Ahora parecen un pergamino. Por lo menos no estropeé los manuales que tenía sobre la mesa, ya que estaban cerrados y además no cayeron más que un par de gotas sobre los mismos. Un milagro. Después de esta anécdota tengo que decir que la idea ha sido muy buena, ya que funciona perfectamente, como se puede ver en la foto.

Aro con el que se facilita distinguir las diferentes miniaturas, por ejemplo los especialistas de Kill Team.

Visto que la idea es buena, lo propio es intentar mejorarla. En cuanto tenga ocasión hablaré con Pueyo, que parece muy majo, para ver si me hace el favor de imprimir un aro de prueba. Es cierto que estos precintos cumplen su función perfectamente, pero tienen el inconveniente de ser demasiado altos, por lo que llegan hasta la base de las peanas, falseando ligeramente las mediciones. En el peor de los casos ya sé de dónde sacar más; hay packs de botellas de agua con tapones de varios colores, y sólo necesito 4.


Sigue cuidándote mucho. Un saludo.

2 comentarios:

  1. Si quieres diferenciar minis en una banda, porque no pintas alrededor de la peana.

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  2. El problema es que para el color del borde uso el mismo que para la parte superior de la peana; queda muy feo una peana con tierra seca y el borde azul. Además me gustaría algo que se pudiera retirar fácilmente y así cambiar de especialista de Kill Team entre dos partidas seguidas.

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